42 mujeres participaron en la creación de 150 productos que fueron comercializados internacionalmente
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En el corazón del sureste mexicano, en el estado de Chiapas, un grupo de 102 mujeres artesanas indígenas ha logrado integrarse a los mercados del futuro, fortaleciendo la economía local y su independencia financiera. Este logro ha sido posible gracias al “Programa de Impulso a la Resiliencia de Artesanas en Chiapas – Digital X”, una iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que busca empoderar a las mujeres artesanas mediante la producción textil y la comercialización digital de sus productos.
UN PROGRAMA PARA CERRAR BRECHAS
El programa, financiado por el Gobierno de Japón y ejecutado en colaboración con la empresa británica de comercio digital Akojo Market, ha sido una respuesta a la profunda desigualdad digital y económica que enfrentan las mujeres indígenas en Chiapas. En México, el 59.2 por cientode las mujeres no utiliza computadora, laptop o tableta, una cifra que se agrava en las zonas rurales, donde el 77.7 por ciento no tiene acceso a estos dispositivos. Chiapas, con una población de 2.8 millones de mujeres indígenas, es uno de los estados con menores índices de conectividad y uso de tecnologías de la información, lo que dificulta su inclusión en el mundo digital y económico.
El proyecto “Digital X”, lanzado por la Oficina Digital del PNUD, seleccionó esta iniciativa para recibir un financiamiento de 50 mil dólares, destinados a dos componentes principales: la producción de artesanías y la capacitación en habilidades empresariales, socioemocionales y digitales para las artesanas. Ksenia Alexandrova, encargada del proyecto, explicó que el objetivo principal es “potenciar las habilidades empresariales y digitales de las mujeres artesanas”, acercándolas a los procesos de comercialización moderna y digital.
Uno de los casos más representativos del éxito de este programa es el de María Isabel Ara Pale, una artesana del municipio de Huixtán, Chiapas. “Mi vida era trabajar en el campo, sembrar maíz y frijol, y también mi trabajo era estar en el hogar, pero gracias al equipo de KIPTIK hicieron posible que lográramos hacer esto, y poder sacar mis prendas a vender”, comentó María Isabel, destacando cómo este programa transformó su vida y la de su comunidad.
En la fase de producción, 42 mujeres participaron en la creación de más de 150 productos artesanales que fueron comercializados internacionalmente a través de la plataforma de comercio electrónico de Akojo Market. Según datos del PNUD, el ingreso promedio generado por cada mujer en este proceso fue de 129 dólares, un cambio significativo considerando que antes del proyecto, el 30 por ciento de las participantes ganaban menos de 28 dólares al mes y el 40por ciento no tenía ventas regulares.
Las 102 mujeres artesanas también participaron en seis talleres diseñados para fortalecer sus habilidades en distintas áreas. Estos talleres, facilitados por el equipo del PNUD en México y KIPTIK, incluyeron temas como habilidades socioemocionales, tendencias europeas en diseño, corte y confección, cooperativismo, costos, y estrategias digitales. Como resultado, el 88 por ciento de las participantes reportó un mayor empoderamiento económico y empresarial, mientras que el 87 por ciento aseguró haber adquirido un mayor conocimiento y control sobre las herramientas tecnológicas y digitales.
La capacitación en tendencias europeas en diseño fue uno de los talleres más impactantes, permitiendo a las mujeres artesanas comprender y adaptarse a las demandas del mercado internacional. “Este taller nos ayudó mucho a saber cuáles son las tendencias”, explicó Ksenia Alexandrova, quien destacó la importancia de estar al tanto de las preferencias de los consumidores en mercados extranjeros.
La formación en cooperativismo también fue clave, puestoque permitió a las artesanas estructurarse en cooperativas, facilitando la organización y comercialización de sus productos. Este modelo de economía social no solo ha empoderado a las mujeres, sino que ha promovido la colaboración y el apoyo mutuo dentro de la comunidad, creando un entorno más sólido y sostenible para la producción artesanal.
Por otro lado, el taller de estrategias digitales fue fundamental para que las artesanas pudieran aprender a vender sus productos a través de redes sociales y otras plataformas en línea. Este conocimiento les permitió no solo acceder a nuevos mercados, sino también obtener precios más justos por sus productos, aumentando significativamente sus ingresos.
El impacto del programa no se limitó únicamente al ámbito económico. La capacitación en habilidades socioemocionales ayudó a las mujeres a desarrollar una mayor autoconfianza, liderazgo y capacidad para resolver conflictos, lo que se reflejó en una mayor cohesión y colaboración dentro de las comunidades participantes.
“Empezamos el proyecto y gracias a estos talleres y capacitaciones hemos podido impulsar un poquito el trabajo”, relató María Isabel. “El primer taller fue de cómo resolver conflictos en el trabajo y esto nos beneficia en la manera de saber cómo comunicarnos, cómo trabajar en equipo, cómo establecer nuevas técnicas y cómo mejorar cada artesanía”.
Este fortalecimiento de las habilidades personales y comunitarias ha sido fundamental para el éxito del proyecto, toda vez que ha permitido a las artesanas no solo mejorar la calidad de sus productos, sino también gestionar de manera más efectiva sus negocios y relaciones con los clientes.
El impacto de este programa es evidente en los testimonios de las artesanas que participaron en él. Muchas de ellas, como María Isabel, han pasado de no tener ingresos regulares a generar un sustento estable para sus familias. Además, han adquirido habilidades que les permitirán seguir creciendo y desarrollándose en un mundo cada vez más digitalizado.
“A mí me gustaría que los clientes apreciaran nuestro trabajo, la dedicación y el esfuerzo”, comentó María Isabel”. Cada prenda tiene una emoción escrita y un valor sentimental, se le dedica mucho tiempo y concentración. La verdad es que siento una gran satisfacción de poder lanzar nuestro producto a diferentes marcas y personas que puedan ver y apreciar nuestro trabajo y el esfuerzo de las artesanas”.
Este sentimiento de orgullo y satisfacción se ha convertido en un motor de cambio para estas mujeres, que ahora ven en su trabajo artesanal no solo una forma de sustento, sino también una manera de preservar y promover su cultura y tradiciones.
El éxito del programa “Impulso a la Resiliencia de Artesanas en Chiapas – Digital X” es un ejemplo de cómo las iniciativas enfocadas en la capacitación y el empoderamiento pueden transformar vidas y comunidades. Al proporcionar a las mujeres artesanas las herramientas y conocimientos necesarios para competir en un mercado global, este proyecto no solo ha mejorado sus condiciones económicas, sino que también ha contribuido al fortalecimiento de la economía local en Chiapas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo, en México, durante el cuarto trimestre de 2023, los hombres que trabajan en la artesanía representaron el 73.1 por ciento de la población ocupada en este sector, mientras que las mujeres solo el 26.9 por ciento. Las artesanas, con edades mayormente entre los 35 y 44 años, perciben un salario promedio significativamente menor que sus homólogos masculinos, siendo el menor salario promedio de mil 500 pesos para las mujeres, en contraste con los siete mil 500 pesos que ganan los hombres.
Este tipo de programas son cruciales para cerrar estas brechas y permitir que las mujeres indígenas de Chiapas generen una economía estable en sus comunidades. A través de la capacitación, el acceso a nuevas tecnologías y la creación de redes de apoyo y comercialización, estas artesanas están transformando sus vidas y la de sus comunidades, demostrando que, con el apoyo adecuado, es posible romper el ciclo de pobreza y desigualdad que ha afectado a generaciones de mujeres indígenas en México.
En un contexto donde la conectividad digital y el acceso a las tecnologías de la información son cada vez más determinantes para el desarrollo económico y social, iniciativas como el programa “Impulso a la Resiliencia de Artesanas en Chiapas – Digital X” marcan un camino hacia un futuro más equitativo e inclusivo para las mujeres indígenas y sus comunidades.
Estas artesanas, con su talento y dedicación, no solo están preservando sus tradiciones, sino que también están abriendo nuevas oportunidades para el desarrollo económico y la mejora de la calidad de vida en las regiones más marginadas de Chiapas. Su éxito es un testimonio de la fuerza y resiliencia de las mujeres indígenas y un ejemplo de cómo la colaboración internacional puede generar un impacto positivo y duradero en las comunidades locales.