El evento estuvo marcado por un fuerte mensaje social y político
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Miles de personas provenientes de más de 50 parroquias de la diócesis se congregaron este sábado en una multitudinaria peregrinación religiosa que tuvo como objetivo principal el cierre del Año Jubilar jTatic Samuel, en conmemoración del legado del obispo Samuel Ruiz García. La movilización, marcada por un fuerte mensaje social y político, reunió a creyentes y líderes religiosos que alzaron la voz contra la violencia, la impunidad y la desigualdad que prevalecen en la región.
Bajo el lema de justicia, libertad y dignidad, los manifestantes recorrieron las calles de la ciudad, convocados por la organización católica Pueblo Creyente y la Diócesis de San Cristóbal, junto a defensores de derechos humanos indígenas y ambientalistas. “Es urgente que el derecho a una vida digna se cumpla, con justicia y libertad. No más simulaciones, es momento de atender verdaderamente los problemas del pueblo que sufre”, expresó Petra López, vocera de Pueblo Creyente.
El contingente, integrado por indígenas tojolabales, tsotsiles, tseltales, zoques, mames, choles, chucs y cachiqueles, avanzó desde el poniente y sur de la ciudad hacia la catedral. Acompañados por el resonar de tambores y caracoles, portaron banderines de colores y pancartas con mensajes como “Rechazo total a la Ley de Seguridad Interior”, “Pedimos paz y justicia para el sacerdote Marcelo” y “Un solo corazón por la paz”.
Además, muchos llevaron imágenes de la Virgen María como símbolo de fe y esperanza. Al llegar a la catedral, se realizó una jornada de oración en memoria de las víctimas de la violencia y para exigir acciones concretas por parte del Gobierno.
Durante la marcha, los manifestantes rechazaron las versiones oficiales que catalogan los problemas del estado como “de carácter social” y lanzaron un contundente mensaje al Gobierno federal encabezado por Claudia Sheinbaum: “Estás con el pueblo o estás con el crimen”. Exigieron justicia, desarme y desarticulación del crimen organizado, así como el esclarecimiento de los hechos violentos y el reconocimiento de las víctimas de desplazamiento forzado.
En su comunicado final, demandaron que el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez, ocurrido el 20 de octubre de 2024, no quede impune. Asimismo, insistieron en que las autoridades aborden de raíz los problemas que generan violencia y marginación en el estado.
El obispo auxiliar Luis Manuel López Alfaro, presente durante la movilización, reconoció que el Gobierno de Chiapas ha tomado ciertas acciones que generan un ambiente de relativa calma. Sin embargo, enfatizó: “Es necesario ir a la raíz del problema. No basta con actuar en la superficie, es indispensable arrancar las causas que generan esta situación”.
En las últimas cuadras del recorrido, el nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, y los obispos Rodrigo Aguilar Martínez y Luis Manuel López Alfaro encabezaron el contingente, acompañando a los fieles que coreaban consignas de justicia y paz. Entre las frases más destacadas se escucharon: “Gobierno, define tu postura: estás con el pueblo o con el crimen”, “Queremos solución, no simulación”, “Fuera cárteles de Chiapas”, “Alto a la narcopolítica”, “Alto a los desplazamientos forzados”, “Alto a los proyectos de muerte”, “Justicia para el padre Marcelo” y “El padre Marcelo vive, la lucha sigue y sigue”.
La marcha y los actos religiosos fueron dedicados a la memoria de Samuel Ruiz García, conocido como jTatic(nuestro padre, en lengua tzeltal). El obispo, fallecido el 23 de enero de 2011, habría cumplido 100 años de nacimiento el pasado 3 de noviembre. Este sábado se conmemoraron también los 65 años de su ordenación episcopal, un momento propicio para recordar su legado como defensor incansable de los derechos de los pueblos indígenas de Chiapas.
Previo a la misa solemne, la agrupación Pueblo Creyente destacó el trabajo pastoral que Ruiz García realizó entre 1960 y 2000, enfrentando una persecución constante por parte de sectores poderosos que rechazaban su defensa de los más vulnerables. Los fieles recordaron con admiración su lucha contra la exclusión y la injusticia, y su apuesta por una iglesia comprometida con las comunidades originarias.
Durante la misa, oficiada por el nuncio apostólico a un costado de la catedral, Joseph Spiteri retomó las palabras del papa Francisco durante su histórica visita a San Cristóbal en 2016, haciendo un llamado a la reflexión sobre las injusticias que aún persisten en Chiapas y en el país.
“Es una pena reconocer que se siguen cometiendo esos abusos de despojar a los pueblos originarios de sus tierras; de contaminar nuestra casa común”, expresó Spiteri. También instó a los fieles a orar por aquellos que están inmersos en la violencia, señalando que “no pueden seguir viviendo con las manos manchadas de sangre. Pidan perdón a Dios”.
El mensaje resonó profundamente en el contexto de la violencia que azota a Chiapas, donde el clamor por la paz y la justicia ha tomado mayor relevancia tras el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, un reconocido defensor de los derechos humanos y líder comunitario, cuyo nombre se convirtió en uno de los estandartes de la marcha.
La peregrinación no solo fue un acto de fe, sino también un grito de resistencia ante los retos que enfrentan las comunidades de la región. Los participantes denunciaron la creciente presencia del crimen organizado, el desplazamiento forzado de familias indígenas y los proyectos extractivistas que amenazan su territorio.
“Queremos soluciones reales, no más simulaciones”, declaró uno de los peregrinos, mientras otros insistieron en la urgencia de que las autoridades tomen acciones firmes para erradicar la narcopolítica y proteger a las comunidades más vulnerables.
La marcha concluyó con un renovado espíritu de lucha y esperanza, recordando las palabras de jTatic Samuel, quien siempre abogó por una iglesia cercana al pueblo y comprometida con la justicia social. En San Cristóbal, su legado sigue vivo en cada voz que clama por la paz y la dignidad de los pueblos originarios.
Con esta marcha, los indígenas y organizaciones de Chiapas reiteraron su compromiso con la justicia y la paz, enviando un mensaje claro: el pueblo no descansará hasta que se atiendan sus demandas y se respeten sus derechos fundamentales.