La combinación de gastos lleva a muchas familias a buscar soluciones alternativas
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En San Cristóbal, la llegada del fin de ciclo escolar y el inicio de uno nuevo trae consigo una carga económica considerable para los tutores. En un contexto donde la educación es una prioridad, los padres se ven obligados a enfrentar una serie de gastos que, aunque necesarios, pueden resultar abrumadores. “Es una carga muy fuerte. Tengo tres hijos, una termina la primaria, uno entra a kínder y otro comienza la universidad. Todo implica gastos, desde el uniforme de gala hasta las cooperaciones supuestamente voluntarias”, compartió una madre de familia durante una entrevista.
Los gastos más comunes que enfrentan las familias en esta época del año son variados e incluyen la renta de mesas y sillas para las ceremonias de clausura, la organización de eventos, vestimenta especial, recuerdos fotográficos y aportaciones escolares. Aunque estas contribuciones se presentan como opcionales, muchas veces son indispensables para poder participar en las actividades de clausura. La presión económica se intensifica con el ingreso a nuevos niveles escolares, donde los costos de uniformes, útiles escolares, inscripciones y cuotas se suman a los gastos recientes.
“Todo es costoso: la clausura, los nuevos ingresos, las fotos. Pero ni modo, como padres queremos lo mejor para nuestros hijos y seguimos adelante como se pueda”, expresó la madre entrevistada, visiblemente preocupada por el impacto económico que esto representa. La combinación de gastos acumulativos está llevando a muchas familias a buscar soluciones alternativas, como préstamos o créditos, para poder solventar estos desembolsos.
La situación no es única de una familia, sino que se reproduce en múltiples hogares, cuya economía se ve afectada por la carga que representa la educación de sus hijos. “En mi caso, tengo que hacer malabares con el presupuesto familiar. La celebración de la clausura de mi hija de sexto grado, junto con el ingreso a kínder de mi hijo y la universidad de otro, es un verdadero desafío”, comentó otra madre que también se encuentra en una situación similar.
Además de los gastos directos relacionados con la educación, muchos padres se sienten frustrados por la falta de transparencia en cuanto a las cooperaciones solicitadas. Para muchos, estas contribuciones no son opcionales, sino que se convierten en una obligación tácita para poder acceder a actividades consideradas como parte fundamental del ciclo escolar. “Me parece injusto que se nos digan que son cooperaciones voluntarias, cuando en realidad son necesarias para que nuestros hijos puedan participar en la graduación o en otras actividades”, añadió una madre con un tono de frustración.
La presión financiera que enfrentan muchos hogares se agrava aún más con la situación económica del país, donde los precios de los productos y servicios han aumentado, lo que afecta el presupuesto familiar. “No solo se trata de los gastos escolares, sino de la vida cotidiana. La inflación hace que todo sea más difícil”, lamentó otra madre.
Los padres no solo luchan con el impacto inmediato de estos gastos, sino que también se sienten abrumados por la incertidumbre del futuro. “Me preocupa cómo voy a poder cubrir los gastos del próximo ciclo escolar. Cada año parece más complicado”, expresó una madre de familia.