Chiapas lidera a nivel nacional en embarazos de niñas entre 10 a 14 años, con 715 casos reportados
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Hoy, 26 de septiembre se conmemora en nuestro país el Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, que fue instaurado por primera vez en México en 2006, con el propósito de sensibilizar a la población en general respecto a este tema que impacta la salud y el desarrollo social y económico de la población. Oficialmente, la conmemoración de este día fue aprobado en la Cámara de Diputados el 8 de diciembre de 2011.
La Secretaría de Salud, a través del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR) participa en la edición 2016 del Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes. Se trata de un esfuerzo conjunto entre varios sectores por concientizar a población adolescente,
En 2023, México enfrentó una preocupante realidad en el ámbito de la maternidad adolescente, con un total de 101mil 147 nacimientos registrados de madres entre 10 y 17 años, según la Encuesta de Nacimientos Registrados (ENR) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este alarmante dato implica una tasa de 11.4 nacimientos por cada mil mujeres en este grupo etario, destacando a Chiapas como el estado con la cifra más alta a nivel nacional, con una impactante tasa del 21.7 por ciento.
El fenómeno de los nacimientos en madres adolescentes no es nuevo, pero los números de 2023 evidencian un reto persistente para el país. Chiapas, Oaxaca (15.6 por ciento) y Guerrero (15.5 por ciento) son las entidades que concentran las tasas más elevadas de nacimientos en este grupo, mientras que en contraste, las cifras más bajas se reportan en la Ciudad de México (5.6 por ciento), Hidalgo (7.4 por ciento) y Baja California Sur (7.8 por ciento).
El informe del INEGI también proporciona una visión general de la situación natal en el país, revelando que en 2023 se registraron un total de un millón 820 mil 888 nacimientos, lo que representa una tasa de 52.2 nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil. Esta cifra refleja una disminución del 2.3 por ciento en comparación con el año anterior, indicando una tendencia a la baja en la natalidad general, pero no así en el caso específico de las madres adolescentes.
En cuanto a la composición de los nacimientos, el 49.3 por ciento corresponde a sexo femenino y el 50.7 por ciento a sexo masculino, con solo dos casos en los que no se especificó el sexo. Esto implica que en 2023, nacieron aproximadamente 102.7 hombres por cada 100 mujeres. La edad más frecuente al momento del registro de los nacimientos fue de menos de un año, representando el 81.6 por ciento del total. Sin embargo, un 6.3 por ciento de los nacimientos correspondió a niños y niñas de seis años o más, una cifra que invita a reflexionar sobre la realidad de la maternidad en edades cada vez más tempranas.
La elevada tasa de nacimientos en madres adolescentes en Chiapas y otras entidades del sur del país pone de manifiesto la necesidad urgente de implementar políticas efectivas de educación sexual y reproductiva. La falta de acceso a información adecuada, servicios de salud y programas de apoyo para adolescentes son factores que contribuyen a esta problemática. Además, se debe considerar el impacto socioeconómico que la maternidad temprana tiene en las jóvenes, muchas de las cuales se ven forzadas a abandonar sus estudios y enfrentar la maternidad sin el respaldo necesario.
Organizaciones civiles y expertos en salud pública advierten que estas cifras no solo reflejan una crisis en términos de salud reproductiva, sino también un desafío social que requiere atención inmediata. Es fundamental promover el empoderamiento de las mujeres jóvenes, facilitar el acceso a servicios de salud integral y fomentar una cultura de prevención que aborde las causas subyacentes de la maternidad adolescente.
Los datos proporcionados por la ENR del INEGI son un llamado a la acción para las autoridades y la sociedad en general. La necesidad de abordar la maternidad adolescente desde una perspectiva integral es innegable. Es imperativo trabajar en conjunto para brindar las herramientas necesarias a las jóvenes, garantizar su derecho a la educación y permitirles tomar decisiones informadas sobre su salud y futuro.
Durante los primeros nueve meses de 2023, Chiapas ha enfrentado un preocupante aumento en los embarazos no deseados, especialmente entre menores de edad. Según datos oficiales, se registraron 403 embarazos en adolescentes de entre 12 y 17 años, lo que equivale a un promedio de 45 casos mensuales. Esta tendencia resalta la necesidad urgente de abordar una problemática que afecta tanto a las jóvenes como a sus familias y a la sociedad en general.
La situación del embarazo adolescente no solo representa un desafío para la salud de las menores, sino que también conlleva graves repercusiones socioeconómicas. De acuerdo con informes de la ONU México, más de 380 mil niñas y adolescentes en el país acuden anualmente a servicios de salud para recibir controles prenatales, lo que genera un costo para la salud pública de más de seis mil millones de pesos.
El impacto en el futuro de estas jóvenes es significativo. Las mujeres que se convierten en madres durante su adolescencia presentan ingresos anuales 32 por ciento inferiores a los de aquellas que tienen hijos en la edad adulta. Esta desventaja económica se traduce en una pérdida anual para el país de 31 mil millones de pesos, puesto que una menor capacidad de ingresos por parte de estas mujeres implica también un menor aporte fiscal y de consumo.
La decisión de interrumpir un embarazo no deseado es otra dimensión del problema. Muchas mujeres enfrentan esta situación con conciencia sobre las implicaciones que conlleva ser madre a una edad temprana. Sin embargo, aquellas que optan por la interrupción a menudo se encuentran solas en este proceso. Según Patricia Sánchez, fundadora de “Mi Útero Feliz A.C.”, solo en el uno por ciento de los casos, las mujeres son acompañadas por sus parejas durante este proceso crítico. “De 100 casos te puedo asegurar que solo en uno está acompañada por la pareja o el esposo, porque ellos se desentienden y no pasa nada”, afirmó.
Esta falta de apoyo no se limita solo a la pareja; muchas veces las familias tampoco están al tanto de las decisiones que toman las adolescentes respecto a su salud reproductiva. La falta de información adecuada sobre métodos anticonceptivos y educación sexual contribuye a que las jóvenes se enfrenten a embarazos no deseados sin el conocimiento necesario para prevenirlos.
Ante esta alarmante realidad, se hace imperativo que las autoridades y organizaciones de la sociedad civil trabajen en conjunto para ofrecer educación sexual integral, así como acceso a métodos anticonceptivos y servicios de salud amigables para adolescentes. La falta de apoyo y comprensión por parte de las parejas y familias es un problema que también debe abordarse, promoviendo una cultura de responsabilidad compartida.
Además, es fundamental que se desestigmatice el embarazo adolescente y la decisión de interrumpir un embarazo. Proveer un entorno seguro y de apoyo donde las mujeres puedan tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva es esencial para empoderarlas y mejorar su calidad de vida.
La problemática del embarazo adolescente en Chiapas es una cuestión de salud pública y justicia social que requiere atención urgente. Abordar las causas y consecuencias de esta situación no solo beneficiará a las jóvenes y sus familias, sino que también contribuirá al desarrollo socioeconómico del estado y del país en su conjunto.
Según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo), Mitontic se ha convertido en el tercer municipio de Chiapas, México con la tasa más alta de nacimientos de madres adolescentes, con un alarmante 332.4 por cada miladolescentes de 15 a 19 años. Este fenómeno refleja una problemática que se extiende más allá de este municipio y afecta a todo el estado de Chiapas, donde la situación es aún más crítica.
Chiapas lidera a nivel nacional en embarazos de niñas de 10 a 14 años, con un total de 715 casos reportados, lo que equivale a aproximadamente 59 casos mensuales. Esta situación ha suscitado la preocupación de diversas organizaciones y especialistas, quienes señalan que estos embarazos no son solo un problema de salud pública, sino que están profundamente enraizados en contextos de violencia y desigualdad.
La Red Estatal por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas (Redias) ha subrayado que los embarazos infantiles son, en muchos casos, el resultado de actos de violencia sexual. La organización habla de “fecundidad forzada”, enfatizando que estos casos no solo son consecuencia de la falta de educación sexual adecuada, sino también de la violencia que enfrentan las menores.
Un panorama aún más sombrío se presenta al observar las cifras de matrimonio y uniones libres entre adolescentes en el estado. Al 2020, más de 61 mil adolescentes de entre 12 y 14 años estaban casadas, y más de tres mil 100 vivían en unión libre. Estas cifras evidencian una normalización de prácticas que vulneran los derechos de las niñas y adolescentes, privándolas de su infancia y exponiéndolas a mayores riesgos de violencia.
Además, la violencia que sufren las mujeres jóvenes en Chiapas ha aumentado drásticamente. Entre 2011 y 2021, todos los tipos de violencia hacia mujeres de 11 a 17 años se incrementaron, siendo los tipos más prevalentes la violencia psicológica, física, sexual y patrimonial. La violencia sexual, en particular, ha crecido de un 35.7 por ciento en 2011 a un preocupante 53.6 por ciento en 2021.
Esta situación no solo afecta a las adolescentes, puesto que el 40.9 por ciento de las mujeres mayores de 15 años en Chiapas han reportado haber sufrido violencia durante su infancia. La intersección de la violencia y el embarazo adolescente pone de relieve la urgencia de implementar políticas públicas efectivas que no solo aborden la salud reproductiva, sino que también enfrenten la violencia de género de manera integral.
La combinación de embarazos adolescentes, matrimonios infantiles y un aumento en la violencia de género pone de manifiesto una crisis que requiere atención inmediata y la intervención de todos los sectores de la sociedad. La educación, el acceso a servicios de salud y el empoderamiento de las mujeres y niñas son fundamentales para revertir estas tendencias alarmantes y garantizar un futuro en el que todas las infancias y adolescencias en Chiapas puedan desarrollarse en un entorno seguro y libre de violencia.
El compromiso de la sociedad y del Gobierno en este sentido es crucial. La prevención de la violencia y el empoderamiento de las adolescentes son pasos fundamentales para crear un Chiapas donde la infancia y la adolescencia no sean sinónimos de sufrimiento y vulnerabilidad, solo así se podrá aspirar a una sociedad más equitativa y con menores índices de maternidad en adolescentes.