De acuerdo con el Coneval, casi ocho de cada 10 niños en la entidad viven afectados por falta de recursos
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En el marco del sexto y último informe de Gobierno presentado por el gobernador de Chiapas el pasado 23 de septiembre, se celebró una disminución en la proporción de población en situación de pobreza, pasando de un 78 por ciento a un 67.4 por ciento. Sin embargo, detrás de esta noticia aparentemente positiva, persiste una realidad alarmante: la pobreza no afecta por igual a todos los sectores de la población, y son las niñas y los niños en primera infancia quienes enfrentan las peores condiciones. En el estado, el 79.3 por ciento de las niñas y niños menores de seis años viven en pobreza, lo que mantiene a la entidad en el primer lugar nacional en esta dolorosa estadística.
La comarca es hogar de aproximadamente 821 mil niñas y niños que se encuentran en la etapa de la primera infancia, es decir, los primeros seis años de vida. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), casi ocho de cada 10 niños de esta edad viven afectados por la pobreza en el estado, lo que se traduce en un impacto devastador para su desarrollo integral. Este sector poblacional, que representa el futuro del estado y del país, enfrenta una desventaja significativa desde el inicio de sus vidas.
El panorama es aún más desolador cuando se trata de pobreza extrema. El 39.69 por ciento de los niños y niñas de entre cero y seis años en Chiapas viven en pobreza extrema, una cifra significativamente superior al promedio nacional del 11.58 por ciento. En comparación con la población general, donde el 28.21 por ciento de los habitantes del estado se encuentra en pobreza extrema, y los menores de 18 años, donde el 36.85 por ciento enfrenta esta situación, los datos para la primera infancia reflejan una clara vulnerabilidad.
Entre 2018 y 2020, se observó una leve mejora en la reducción de la pobreza infantil, con una disminución de 5.88 puntos porcentuales en el grupo de menores de seis años. Sin embargo, esta mejora no fue sostenible. Entre 2020 y 2022, la pobreza extrema en este grupo aumentó 3.38 puntos porcentuales, evidenciando que los esfuerzos realizados no han sido suficientes para revertir la situación y garantizar el bienestar de la niñez más vulnerable.
El hecho de que cuatro de cada 10 niños pequeños vivan en pobreza extrema es una llamada urgente a la acción. Las niñas y los niños en esta situación enfrentan serios obstáculos para su desarrollo físico, cognitivo y emocional, con consecuencias a largo plazo que limitan sus oportunidades de salir del ciclo de la pobreza. Sus derechos fundamentales, como el acceso a una nutrición adecuada, salud, educación y un entorno seguro, se ven gravemente comprometidos.
La pobreza infantil no solo se refleja en la falta de ingresos, sino también en las múltiples carencias que afectan a los niños en su vida diaria. Estas carencias incluyen el acceso limitado a servicios de salud, educación, vivienda digna, seguridad social y una alimentación nutritiva y de calidad. Según datos del Coneval, Chiapas encabeza los primeros lugares a nivel nacional en cinco de las seis carencias que se miden en relación con la primera infancia.
Entre 2018 y 2022, la carencia por acceso a servicios de salud en el estado se disparó de un 35.20 por ciento a un alarmante 75.58 por ciento, lo que significa que tres cuartas partes de los niños menores de seis años no tienen acceso a atención médica adecuada. Asimismo, la falta de acceso a la seguridad social afecta a más del 84.97 por ciento de los niños en su primera infancia, una cifra que refleja la precariedad de los hogares en los que viven.
Estas cifras son preocupantes porque demuestran que, a pesar de los avances en algunas áreas, muchos de los derechos fundamentales de los niños chiapanecos siguen sin ser garantizados. Los efectos de estas carencias son devastadores para el desarrollo físico y mental de los niños, y perpetúan el ciclo de pobreza en el que viven.
En respuesta a esta crisis, Gobierno estatal incluyó una Estrategia para la Primera Infancia en su Plan Estatal de Desarrollo, con el objetivo de atender de manera integral las dimensiones de la pobreza que afectan a los niños menores de seis años. A través de un enfoque intersectorial, se propusieron metas ambiciosas para mejorar el acceso a servicios básicos y garantizar el bienestar de la infancia.
Sin embargo, aunque se han alcanzado algunas de las metas establecidas en esta estrategia, los resultados son mixtos. Un área en la que se observó un rezago significativo es la educación inicial, que se refiere a los servicios y espacios de cuidado y aprendizaje para los más pequeños y sus familias. A pesar de que la educación inicial se convirtió en parte de la educación básica en 2019 y debería ser garantizada de manera gratuita, la cobertura en Chiapas es extremadamente baja. Al inicio del sexenio, la cobertura para niños de cero a dos años era del 10 por ciento, con una meta de alcanzar el 30 por ciento. Sin embargo, al final del sexenio, la cobertura ha disminuido a menos del ocho por ciento, dejando a más de 350 mil niños sin acceso a educación inicial.
La situación de la primera infancia en la entidad es crítica y exige un compromiso renovado por parte de todos los actores involucrados, tanto dentro del Gobierno como en la sociedad civil. Es fundamental que el próximo Gobierno continúe y refuerce los esfuerzos para garantizar que todos los niños en el estado tengan acceso a los servicios y recursos que necesitan para desarrollarse plenamente.
El reto es monumental, pero también lo es la responsabilidad de asegurar que los niños y niñas en el estado tengan un futuro mejor. Como sociedad, no podemos permitir que la pobreza siga marcando el destino de los más pequeños. Las decisiones y acciones que tomemos hoy tendrán un impacto profundo en el mañana de miles de niñas y niños.
Las cifras sobre la pobreza infantil en Chiapas son un recordatorio contundente de que, a pesar de los avances en otros ámbitos, la primera infancia sigue siendo uno de los sectores más desprotegidos y afectados. Mientras haya niños que vivan en condiciones de pobreza extrema, sus derechos y su desarrollo seguirán siendo vulnerados. La reducción de la pobreza en Chiapas debe enfocarse en los más pequeños, quienes son el futuro del estado y del país.
La realidad de las niñas y los niños en Chiapas no cambiará a menos que se tomen acciones decididas y coordinadas que pongan fin a la pobreza infantil y brinden las oportunidades que todo niño merece. Las políticas públicas deben estar orientadas a garantizar que todos los menores de seis años tengan acceso a los recursos necesarios para crecer sanos, seguros y con la posibilidad de alcanzar su máximo potencial.
rostro de pobreza persistente
*De acuerdo con el Coneval, casi ocho de cada 10 niños enla entidad, viven afectados por falta de recursos
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En el marco del sexto y último informe de Gobierno presentado por el gobernador de Chiapas el pasado 23 de septiembre, se celebró una disminución en la proporción de población en situación de pobreza, pasando de un 78 por ciento a un 67.4 por ciento. Sin embargo, detrás de esta noticia aparentemente positiva, persiste una realidad alarmante: la pobreza no afecta por igual a todos los sectores de la población, y son las niñas y los niños en primera infancia quienes enfrentan las peores condiciones. En el estado, el 79.3 por ciento de las niñas y niños menores de seis años viven en pobreza, lo que mantiene a la entidad en el primer lugar nacional en esta dolorosa estadística.
La comarca es hogar de aproximadamente 821 mil niñas y niños que se encuentran en la etapa de la primera infancia, es decir, los primeros seis años de vida. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), casi ocho de cada 10 niños de esta edad viven afectados por la pobreza en el estado, lo que se traduce en un impacto devastador para su desarrollo integral. Este sector poblacional, que representa el futuro del estado y del país, enfrenta una desventaja significativa desde el inicio de sus vidas.
El panorama es aún más desolador cuando se trata de pobreza extrema. El 39.69 por ciento de los niños y niñas de entre cero y seis años en Chiapas viven en pobreza extrema, una cifra significativamente superior al promedio nacional del 11.58 por ciento. En comparación con la población general, donde el 28.21 por ciento de los habitantes del estado se encuentra en pobreza extrema, y los menores de 18 años, donde el 36.85 por ciento enfrenta esta situación, los datos para la primera infancia reflejan una clara vulnerabilidad.
Entre 2018 y 2020, se observó una leve mejora en la reducción de la pobreza infantil, con una disminución de 5.88 puntos porcentuales en el grupo de menores de seis años. Sin embargo, esta mejora no fue sostenible. Entre 2020 y 2022, la pobreza extrema en este grupo aumentó 3.38 puntos porcentuales, evidenciando que los esfuerzos realizados no han sido suficientes para revertir la situación y garantizar el bienestar de la niñez más vulnerable.
El hecho de que cuatro de cada 10 niños pequeños vivan en pobreza extrema es una llamada urgente a la acción. Las niñas y los niños en esta situación enfrentan serios obstáculos para su desarrollo físico, cognitivo y emocional, con consecuencias a largo plazo que limitan sus oportunidades de salir del ciclo de la pobreza. Sus derechos fundamentales, como el acceso a una nutrición adecuada, salud, educación y un entorno seguro, se ven gravemente comprometidos.
La pobreza infantil no solo se refleja en la falta de ingresos, sino también en las múltiples carencias que afectan a los niños en su vida diaria. Estas carencias incluyen el acceso limitado a servicios de salud, educación, vivienda digna, seguridad social y una alimentación nutritiva y de calidad. Según datos del Coneval, Chiapas encabeza los primeros lugares a nivel nacional en cinco de las seis carencias que se miden en relación con la primera infancia.
Entre 2018 y 2022, la carencia por acceso a servicios de salud en el estado se disparó de un 35.20 por ciento a un alarmante 75.58 por ciento, lo que significa que tres cuartas partes de los niños menores de seis años no tienen acceso a atención médica adecuada. Asimismo, la falta de acceso a la seguridad social afecta a más del 84.97 por ciento de los niños en su primera infancia, una cifra que refleja la precariedad de los hogares en los que viven.
Estas cifras son preocupantes porque demuestran que, a pesar de los avances en algunas áreas, muchos de los derechos fundamentales de los niños chiapanecos siguen sin ser garantizados. Los efectos de estas carencias son devastadores para el desarrollo físico y mental de los niños, y perpetúan el ciclo de pobreza en el que viven.
En respuesta a esta crisis, Gobierno estatal incluyó una Estrategia para la Primera Infancia en su Plan Estatal de Desarrollo, con el objetivo de atender de manera integral las dimensiones de la pobreza que afectan a los niños menores de seis años. A través de un enfoque intersectorial, se propusieron metas ambiciosas para mejorar el acceso a servicios básicos y garantizar el bienestar de la infancia.
Sin embargo, aunque se han alcanzado algunas de las metas establecidas en esta estrategia, los resultados son mixtos. Un área en la que se observó un rezago significativo es la educación inicial, que se refiere a los servicios y espacios de cuidado y aprendizaje para los más pequeños y sus familias. A pesar de que la educación inicial se convirtió en parte de la educación básica en 2019 y debería ser garantizada de manera gratuita, la cobertura en Chiapas es extremadamente baja. Al inicio del sexenio, la cobertura para niños de cero a dos años era del 10 por ciento, con una meta de alcanzar el 30 por ciento. Sin embargo, al final del sexenio, la cobertura ha disminuido a menos del ocho por ciento, dejando a más de 350 mil niños sin acceso a educación inicial.
La situación de la primera infancia en la entidad es crítica y exige un compromiso renovado por parte de todos los actores involucrados, tanto dentro del Gobierno como en la sociedad civil. Es fundamental que el próximo Gobierno continúe y refuerce los esfuerzos para garantizar que todos los niños en el estado tengan acceso a los servicios y recursos que necesitan para desarrollarse plenamente.
El reto es monumental, pero también lo es la responsabilidad de asegurar que los niños y niñas en el estado tengan un futuro mejor. Como sociedad, no podemos permitir que la pobreza siga marcando el destino de los más pequeños. Las decisiones y acciones que tomemos hoy tendrán un impacto profundo en el mañana de miles de niñas y niños.
Las cifras sobre la pobreza infantil en Chiapas son un recordatorio contundente de que, a pesar de los avances en otros ámbitos, la primera infancia sigue siendo uno de los sectores más desprotegidos y afectados. Mientras haya niños que vivan en condiciones de pobreza extrema, sus derechos y su desarrollo seguirán siendo vulnerados. La reducción de la pobreza en Chiapas debe enfocarse en los más pequeños, quienes son el futuro del estado y del país.
La realidad de las niñas y los niños en Chiapas no cambiará a menos que se tomen acciones decididas y coordinadas que pongan fin a la pobreza infantil y brinden las oportunidades que todo niño merece. Las políticas públicas deben estar orientadas a garantizar que todos los menores de seis años tengan acceso a los recursos necesarios para crecer sanos, seguros y con la posibilidad de alcanzar su máximo potencial.