Una valiente chiapaneca ha transformado su experiencia de vida en una labor de amor y apoyo a otras mujeres
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
La historia de Luz comienza a los seis años, cuando aprendió a tejer desde blusas hasta tapetes, un pasatiempo que, con el tiempo, se convertiría en su herramienta para ayudar a muchas mujeres. Tras su diagnóstico de cáncer de mama, Luz se dio cuenta de la falta de opciones adecuadas y accesibles para aquellas que pasaban por la misma experiencia. Fue entonces cuando decidió combinar su amor por el crochet con su deseo de ayudar.
“Mi especialidad son los trajes de baño. Parte de esto me ha llevado a hacer también las prótesis mamarias para las personas que están atravesando este periodo”, compartió Luz con una sonrisa. Su dedicación se ha traducido en la creación de implantes que no solo son estéticos, sino también cómodos y económicos, algo esencial para las mujeres en etapa de recuperación.
Luz ha innovado en sus diseños, buscando siempre mejorar la experiencia de quienes utilizan sus prótesis. “Yo le voy a dando muchos tejidos, muchos tejidos. Así ya dependiendo del tamaño de la persona, este lo hago. Quise hacer un rediseño y logré hacerlo con un poquito de pista que tenía en la cocina y un calcetín, y esta es la nueva prótesis”, explicó, mientras muestra con orgullo su creación.
La adaptabilidad de sus prótesis es uno de los aspectos más valorados por sus usuarias. “Está suavecita, es adaptable y mientras se ve si se hace una cirugía reconstructiva, muchas veces las personas somos de escasos recursos y no podemos hacerlo”, señaló Luz. Su labor no solo se enfoca en la estética, sino también en brindar comodidad y confianza a mujeres que, tras una mastectomía, enfrentan una nueva realidad.
A través de su emprendimiento, Luz se ha convertido en un faro de esperanza para muchas. Sus vivencias la han llevado a ver la vida con amor y agradecimiento. “La vida es muy hermosa y mientras estemos vivas, Dios nos está dando la oportunidad de salir adelante. Somos unas mujeres preciosas, maravillosas, con un corazón grande y sensible”, reflexionó.
La historia de Luz no solo es un ejemplo de resiliencia, sino también de la capacidad de transformar el dolor en un acto de amor hacia los demás. Su emprendimiento ha crecido gracias al boca a boca, y cada vez más mujeres se acercan a ella en busca de sus innovadoras prótesis. A través de talleres y cursos, Luz también comparte su técnica con otras mujeres interesadas en aprender a tejer, creando así una comunidad solidaria que se apoya mutuamente en la lucha contra el cáncer.
Luz espera poder expandir su alcance, ofreciendo sus prótesis a un mayor número de mujeres que lo necesiten. “Mi sueño es que cada mujer que pase por esto tenga acceso a una prótesis que la haga sentir cómoda y segura”, concluyó con determinación.