Destaca no solo por su impacto social y económico, sino también por su innovador diseño estructural que lo convertirá en un referente nacional
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Con un avance del 80 por ciento, el puente Rizo de Oro se perfila como una de las obras de infraestructura más emblemáticas del país. Ubicado en el estado de Chiapas, este proyecto liderado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) destaca no solo por su impacto social y económico, sino también por su innovador diseño estructural que lo convertirá en un referente nacional de la ingeniería civil mexicana.
La directora general del Centro SICT Chiapas, Janette Cosmes Vásquez, confirmó el progreso significativo de la construcción, resaltando que actualmente se lleva a cabo la instalación de la estructura de acero, una de las piezas más complejas y cruciales del puente. “El arco metálico Rizo de Oro será único en México; no existe otro puente similar. Estamos colocando lo que será el alma de este puente”, declaró la funcionaria.
UN DISEÑO QUE MARCARÁ HISTORIA
El Rizo de Oro será el primer puente en México con un diseño de “arco mixto”, una tipología estructural que combina materiales y conceptos arquitectónicos poco comunes en el país. La base del diseño consiste en un arco inferior de concreto que soportará directamente la calzada vehicular. A partir de este cimiento, se eleva una estructura de acero que le otorga al puente tanto estabilidad como una estética arquitectónica singular.
Este concepto híbrido —donde la sinergia entre concreto y acero responde a exigencias tanto técnicas como estéticas— posiciona al Rizo de Oro como una obra sin precedentes en la ingeniería nacional. No se trata solo de una solución vial, sino de un símbolo del potencial técnico de las y los ingenieros mexicanos.
“El puente es una muestra de lo que se puede lograr cuando se articulan conocimientos especializados, voluntad institucional y trabajo colaborativo”, enfatizó Cosmes Vásquez.
Asimismo, reconoció el liderazgo del secretario de la SICT, Jesús Antonio Esteva Medina, cuya visión ha sido fundamental para materializar este ambicioso proyecto.
UNA SOLUCIÓN ESPERADA POR DÉCADAS
La necesidad de este puente tiene raíces profundas en la historia reciente de Chiapas. Desde la construcción de la Presa La Angostura —una de las más grandes de México— muchas comunidades quedaron prácticamente incomunicadas, forzadas a utilizar chalanes, pangas o improvisadas embarcaciones para cruzar el vasto embalse. Esta situación, además de representar un riesgo permanente para los usuarios, limitaba el acceso a servicios básicos, mercados, escuelas y centros de salud.
El puente Rizo de Oro cambiará radicalmente este panorama. Se estima que los trayectos entre comunidades separadas por la presa se reducirán en más de una hora. “El impacto social será profundo, se transformará por completo la conectividad entre la frontera con Guatemala y Tuxtla Gutiérrez”, afirmó Cosmes Vásquez.
El acceso seguro, permanente y eficaz que proporcionará el puente abre nuevas posibilidades de desarrollo económico y social para la región. Productores agrícolas, estudiantes, trabajadores de la salud y pequeños comerciantes serán algunos de los beneficiarios directos.
BENEFICIOS DIRECTOS PARA MILES DE CHIAPANECOS
El alcance del puente no es menor. Según cifras de la SICT, alrededor de 300 mil habitantes serán directamente beneficiados por esta infraestructura. En particular, se verán favorecidas comunidades de municipios como Frontera Comalapa, y los pertenecientes a la región frailesca, Luis Ángel Vidal, Montecristo de Guerrero, Ángel Albino Corzo, La Concordia, Villa Corzo, Villaflores y El Parral.
Estas zonas, históricamente relegadas de grandes proyectos de infraestructura, contarán ahora con una vía de comunicación moderna, segura y estratégica para su desarrollo. Esto también tendrá un efecto positivo en la integración territorial, facilitando el comercio local y el acceso a mercados más amplios.
Más allá de la magnitud técnica de la obra, las autoridades han subrayado su dimensión humana. El puente Rizo de Oro es también un símbolo de justicia social y de equidad territorial. Su construcción implica el trabajo conjunto de empresas especializadas y de cientos de trabajadores y trabajadoras de la región, muchos de los cuales han encontrado en el proyecto una fuente de empleo digno y capacitación técnica.
“Este gran proyecto se construye gracias al trabajo coordinado entre la SICT, que dirige nuestro secretario Jesús Antonio Esteva Medina, empresas especializadas y cientos de hombres y mujeres que contribuyen al bienestar de las familias chiapanecas”, señaló Cosmes Vásquez.
El carácter multidimensional del proyecto —que conjuga innovación, impacto social y participación local— lo convierte en un modelo a replicar en otras regiones del país con retos de conectividad similares.
UN NUEVO ÍCONO PARA EL SURESTE MEXICANO
Con su estructura imponente y su diseño sin comparación, el puente Rizo de Oro no solo promete cambiar la movilidad en Chiapas, sino convertirse en un nuevo ícono de la infraestructura mexicana. Su presencia será visible no solo por su tamaño, sino por el mensaje que transmite, una visión de futuro donde la ingeniería está al servicio de las personas.
Mientras continúa la colocación del arco metálico —pieza central de esta joya estructural—, la expectativa crece entre las comunidades que han esperado por décadas una solución definitiva a su aislamiento. Para ellas, el puente representa mucho más que concreto y acero, es esperanza, desarrollo y una nueva etapa de integración regional.
LO QUE VIENE
Con el 80 por ciento de avance alcanzado, se espera que en los próximos meses se concluya la instalación total del arco metálico, así como la pavimentación de la calzada, los sistemas de iluminación y señalización, y la integración de accesos viales seguros. Si los tiempos se cumplen, el puente Rizo de Oro podría ser inaugurado en los primeros meses de 2026, marcando un antes y un después en la historia de la infraestructura del sur del país.
El puente de 2.1 km registra avances significativos en su construcción y promete impulsar el desarrollo regional con apego a estrictas normas ambientales y de seguridad.
Desde septiembre de 2023, se ha venido desarrollando un ambicioso proyecto de infraestructura que, con una inversión estimada en mil 482.1 millones de pesos, promete mejorar la conectividad y dinamizar la economía local. La obra, que contempla una longitud total de 2.1 kilómetros, incluye 45 metros correspondientes al puente principal y 1.7 kilómetros de caminos de acceso.
A la fecha, ya se ha completado al 100 por ciento la cimentación, subestructura y la fabricación de la superestructura, lo que marca un hito importante en su progreso. Actualmente, se llevan a cabo trabajos de montaje de torres provisionales para instalar un sistema de cable guía que permitirá el ensamblaje de dovelas, formando así el arco de acero estructural que soportará la superficie de rodamiento del puente.
Además de su impacto estructural, el proyecto ha significado un impulso económico al generar alrededor de cinco mil empleos, entre directos e indirectos, beneficiando a miles de familias en la región.
COMPROMISO AMBIENTAL Y SEGURIDAD LABORAL
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su enfoque en la sustentabilidad. Diego Sotelo León, jefe de Medio Ambiente, Seguridad y Salud del proyecto por parte de la empresa Coconal, aseguró que se está llevando a cabo una gestión ambiental estricta, dado que los trabajos se desarrollan sobre un cuerpo de agua que requiere especial protección.
“El cumplimiento de las condicionantes establecidas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), junto con los protocolos de seguridad laboral supervisados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, garantiza una construcción responsable, segura y sustentable”, afirmó el ingeniero Sotelo.
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) prevé que el puente sea concluido antes de que finalice el año, lo que marcará la culminación de una obra que se convertirá en símbolo de conectividad, desarrollo regional y capacidad técnica nacional.
Este megaproyecto no solo es una apuesta por la infraestructura, sino también un modelo de ejecución moderna con responsabilidad ambiental y social.
Sin duda, esta magna obra deja una lección clara, cuando la voluntad política, la ingeniería de alto nivel y las necesidades sociales convergen, se pueden construir puentes no solo físicos, sino también de equidad, progreso y esperanza.