Especialistas insisten en educación y sensibilización para combatir roles machistas que perpetúan agresiones
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En Tuxtla Gutiérrez, 22 colonias concentran los mayores índices de violencia hacia las mujeres, de las cuales destacan zonas como Las Granjas, Patria Nueva y Terán. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en Chiapas se registraron más de mil 850 denuncias por violencia de género durante el primer semestre de 2025, un incremento del 18 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, lo que confirma la gravedad de la situación en estas comunidades.
La vulnerabilidad de estas colonias se relaciona con factores socioeconómicos. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que el 42 por ciento de las familias en estas zonas viven en condiciones de pobreza moderada o extrema, lo que limita el acceso a educación y servicios de prevención. Este contexto refuerza la necesidad de acciones focalizadas que combinen seguridad, educación y apoyo comunitario para reducir los índices de agresión hacia mujeres y niñas.
El promedio de atención de casos de violencia de género en Tuxtla alcanza 450 denuncias mensuales solo en la capital, según estadísticas del Módulo de Atención Inmediata de la Secretaría de la Mujer. A nivel estatal, la tasa de feminicidios es de 2.1 por cada 100 mil mujeres, cifra reportada por el Observatorio Nacional de Feminicidios, lo que coloca a la comarca entre los estados con mayores retos en materia de protección y prevención de delitos de género.
Aunado a ello, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indicó que la marginación en estas colonias dificulta la denuncia y seguimiento de casos, puesto que alrededor del 35 por ciento de las mujeres en zonas periféricas carece de acceso a servicios de asesoría legal o psicológica. Esta situación se agrava por la falta de infraestructura y personal capacitado, lo que deja a muchas víctimas sin atención inmediata ni protección efectiva frente a agresores.
Especialistas coincidieron en que la solución pasa por estrategias educativas y culturales que transformen la percepción del rol de género. Según el Inegi, en la entidad solo el 28 por ciento de los hombres reconoce recibir educación sobre igualdad y prevención de violencia desde la escuela, un déficit que sustenta los patrones de agresión. Para revertir la tendencia, se requiere un plan integral que combine prevención, atención legal y sensibilización comunitaria, en especial en las 22 colonias identificadas como focos rojos.