Vecinos denuncian fiestas, ruido y falta de control en zonas familiares donde operan alojamientos temporales sin regulación clara
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
En Tuxtla Gutiérrez, los beneficios económicos del alquiler temporal de viviendas bajo plataformas como Airbnb comienzan a toparse con un límite: la paciencia de los vecinos. Lo que para algunos representa una entrada extra de dinero, para otros se ha convertido en una convivencia forzada con desconocidos, ruido constante y una creciente sensación de invasión. Las quejas han escalado y las peticiones de regulación ya empiezan a tomar forma.
En colonias como Rinconada del Sol, vecinos aseguraron que esta modalidad de hospedaje ha trastocado la tranquilidad habitual de zonas que antes eran familiares. Aunque entienden el atractivo económico para los propietarios, también subrayaron que la falta de control en el tipo de huéspedes y el uso de las viviendas termina por afectar la vida diaria de quienes ahí residen de forma permanente.
Las molestias no solo son por el ruido: fiestas improvisadas, consumo de alcohol y descontrol en horarios de entrada y salida son parte de la rutina, en especial en fines de semana o puentes vacacionales. Uno de los afectados, planteó que estas casas deberían ubicarse lejos de zonas familiares, no en medio de vecindarios con niños o adultos mayores.
Lo que comenzó como una buena idea para democratizar el turismo y ofrecer opciones más accesibles, hoy enfrenta una crisis de convivencia urbana. La falta de regulación específica en Tuxtla ha permitido que muchos propietarios transformen sus viviendas sin un marco legal o códigos de conducta para los inquilinos, lo que deja a los vecinos sin herramientas claras para defender su derecho al descanso y la seguridad.
Los vecinos no buscan clausuras ni prohibiciones, sino reglas claras, horarios de silencio, límites de ocupación, y mecanismos de queja eficientes. Mientras las autoridades locales se mantienen ausentes del debate, las tensiones crecen. La pregunta ya no es si Airbnb llegó para quedarse, sino si podrá coexistir con quienes viven permanentemente al lado.