El servicio será menos frecuente. Las autoridades piden a la población hacer uso responsable del
líquido vital
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El estiaje vuelve a instalarse en Tuxtla Gutiérrez, y con él, el anuncio inevitable, menos agua, más
tandeo. Aunque las autoridades aseguraron que no habrá desabasto total, la advertencia del
Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Smapa) no deja lugar a dudas, el suministro
será más escaso, en especial en zonas del sur poniente como San José Terán, El Jobo y Copoya.
El director del organismo, Juan Luis Paniagua Moguel, confirmó que la caída en la producción de
los manantiales de Chacona y Rancho Viejo ya afecta el flujo constante hacia la ciudad. Estas
fuentes naturales, inestables durante la temporada de calor, apenas aportaron el 0.5 por ciento
del volumen total de agua en 2024, lo que revela su fragilidad ante los ciclos de sequía.
Ante esa baja, Smapa recurre al Brazo Norte como medida compensatoria, una práctica ya
habitual en estas fechas. Sin embargo, esta solución no es ilimitada. A pesar de haber logrado
distribuir 500 litros cúbicos por segundo en mayo, las condiciones actuales exigen una
reorganización del suministro, lo que significa que los hogares recibirán agua con menos
frecuencia y durante periodos más cortos.
Más que una crisis, este ajuste es un síntoma de una ciudad que no ha terminado de resolver su
relación con el agua. Las zonas afectadas se repiten año con año, y mientras el estiaje se endurece
con el cambio climático, el sistema de distribución sigue dependiendo de fuentes frágiles y una
cultura ciudadana que apenas comienza a asumir su papel en el ahorro del recurso.
El llamado de Smapa es claro, no se trata solo de esperar el tandeo, sino de responder con
responsabilidad. Cada litro cuenta en una capital que enfrenta, otra vez, el límite de su capacidad
hídrica. La ciudadanía tendrá que adaptarse a rutinas más estrictas y prever sus necesidades con
mayor anticipación. Esta temporada no solo pone a prueba la infraestructura del sistema, sino
también la conciencia colectiva frente a un recurso que no es infinito.