La iniciativa busca dosificar la construcción vertical y recuperar el patrimonio arquitectónico
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
En un esfuerzo por revitalizar el corazón de Tuxtla Gutiérrez, un ambicioso proyecto de rescate ha sido lanzado, abarcando un polígono del centro histórico delimitado por la avenida 11 poniente y 11 oriente, así como entre la novena norte y la novena sur. Este proyecto tiene como objetivo principal la dosificación de la construcción vertical y la recuperación del patrimonio arquitectónico, integrando condiciones específicas que promuevan un desarrollo urbano sostenible.
José Antonio Villanueva Santiago, director general del Instituto Municipal de Planeación, subrayó la importancia de reconocer el valor histórico de los edificios que han formado parte de la identidad de la ciudad. “Primero hay que reconocer la valía que tienen estos edificios. A menudo, existen creencias negativas sobre construcciones antiguas que impiden que la comunidad reconozca su valor cultural”, afirmó Villanueva. Esto es crucial, dado que la falta de información ha llevado a una percepción negativa que afecta la valoración de estas edificaciones.
La educación ciudadana sobre el patrimonio arquitectónico y las técnicas de construcción tradicionales son fundamentales en este proceso. Villanueva enfatizó que es necesario cambiar la percepción negativa hacia estas estructuras y, al mismo tiempo, promover el conocimiento ancestral sobre la construcción en tierra. “La economía urbana y la normatividad urbana deben recuperarse para que la gente vea otras opciones más allá de los estacionamientos como única manera de generar ingresos”, añadió.
El proyecto no solo busca mejorar la infraestructura, sino también fomentar un desarrollo urbano que promueva la convivencia y el uso de los espacios públicos, preservando la identidad del centro histórico. Villanueva destacó la necesidad de revivir el centro y recuperar su esencia, señalando que “desafortunadamente, estos fenómenos han expulsado a la población porque no se están dando las condiciones de vivienda adecuadas”.
La recuperación del suelo vacante en el centro histórico es clave para impedir el crecimiento desmedido de las periferias, lo que contribuiría a conservar el entorno natural que aún queda en la ciudad. Los expertos afirman que las ciudades deben ser vistas como sistemas que operan en múltiples dimensiones. Por ello, cualquier intervención debe considerar no solo la construcción física, sino también el impacto social, económico y ambiental.
Al revitalizar el centro histórico, el proyecto busca atraer a más habitantes y mejorar la calidad de vida de aquellos que ya residen en la zona. Esta reconfiguración de la ciudad representa una oportunidad única para ofrecer un modelo de desarrollo que priorice la sostenibilidad y la preservación del patrimonio.
A medida que el proyecto avanza, se espera que la comunidad se involucre y colabore en la revalorización de su entorno. Esto no solo creará un sentido de pertenencia, sino que también fomentará el orgullo por la historia local. La participación activa de la ciudadanía será crucial para el éxito de este proyecto, que promete transformar el centro histórico en un espacio vibrante y lleno de vida.
Con un enfoque integral, Tuxtla Gutiérrez no solo busca rescatar su pasado, sino también construir un futuro más resiliente y armónico, donde la arquitectura histórica y la modernidad puedan coexistir de manera equilibrada.