Más de 250 mil habitantes enfrentan dificultades diarias para acceder a productos básicos, advirtió el Coneval
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La crisis alimentaria en Chiapas sigue profundizándose. Más de 250 mil personas enfrentan dificultades diarias para conseguir comida, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). El aumento constante en el precio de la canasta básica golpea con mayor dureza a quienes tienen ingresos bajos, en especial a los adultos mayores, que ven sus posibilidades de subsistencia cada vez más limitadas.
Los precios de productos esenciales como el huevo y la leche han registrado incrementos en marzo. Un cono de huevo alcanzó los 100 pesos, mientras que la leche pasó de 26 a 29 pesos por litro. Estos aumentos, aunque parecen menores, representan un duro golpe para familias que administran presupuestos ajustados y que dependen de ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.
El salario mínimo en 2025 se elevó a 278.80 pesos diarios, pero sigue siendo insuficiente. Para adquirir la canasta básica en un entorno urbano, un trabajador necesitaría al menos nueve salarios mínimos. En el ámbito rural, aunque los costos son menores, la situación no es más alentadora, dado que la falta de empleo formal y el limitado acceso a servicios médicos gratuitos agravan la precariedad.
Los adultos mayores son uno de los sectores más afectados. Muchos dependen de apoyos gubernamentales que reciben cada dos meses, pero deben cubrir gastos de luz, agua, transporte y medicamentos. La falta de fármacos en hospitales públicos obliga a comprar medicinas, lo que representa un gasto mensual superior a los cuatro mil pesos, imposible de solventar para quienes sobreviven con pensiones mínimas.
La inflación alimentaria y los bajos ingresos han convertido el acceso a la comida en un reto diario. La posibilidad de consumir carne, verduras frescas o productos lácteos se ha vuelto un lujo para muchas familias. La realidad en Chiapas es que cada vez más personas deben elegir entre comer o cubrir otros gastos básicos, un dilema que parece no tener solución inmediata.