Habemus presidenta
Sheila X. Gutiérrez Zenteno
Querida Claudia:
Tenemos presidenta. Es un hecho histórico. La presidenta eres tú.
Después de finalizar la ceremonia de investidura decidí salir a caminar. Tenía mucho que reflexionar, sobre lo que vi, sobre lo que escuché. Caminando por las calles encontré la respuesta, observando los rostros de las mujeres que se cruzaban en mi camino.
Eran mujeres preocupadas por llegar a casa con las bolsas del mercado para preparar la comida, mujeres con el rostro endurecido por la ansiedad mientras llevaban a sus hijos hacia algún lugar; mujeres que ofrecían dulces o tamales de puerta en puerta con la esperanza de aportar para los gastos de su casa, niñas jugando en los juegos oxidados del parque.
Esas mujeres estuvieron ajenas a tu ceremonia de investidura, probablemente ni siquiera se enteraron que tomaste posesión. Su realidad es muy diferente a la tuya y a la de las mujeres que hoy te aplaudían en la sede del Congreso Legislativo. Las mujeres que hoy vi mientras caminaba, formaron parte de tu retórica, pero no de tu realidad. Ellas comprenden el significado de la palabra austeridad porque es parte de su cotidianidad, no es propaganda política como la de tu partido.
No voy a negarlo. Ver que te colocaron la banda presidencial fue, por lo menos, emocionante. Soy feminista, comprendo la historicidad de este momento. Pero mi feminismo no me ciega.
Recibes un país en el que la espiral de la violencia no se detiene. El presidente saliente se va dejando una cifra de 200 mil personas asesinadas. Te has puesto como límite los primeros 100 días de tu Gobierno para empezar a resolver lo mucho que tu antecesor propició, lejos de la política de los abrazos y los balazos, ahora sí, echando mano de una Guardia Nacional que depende por completo de la Secretaría de la Defensa Nacional.
CLAUDIA, ERES LA PRIMERA PRESIDENTA
Al final de tu mandato, en el año 2030, tu retrato estará junto al de los 64 hombres que gobernaron antes que tú. ¡Cuánto machismo ha habido en México! Mira que limitar a las mujeres así. Fue un largo camino. Ambas sabemos que a las mujeres nos tomó décadas lograr el voto en México. Los hombres “nos dieron permiso” de votar hasta 1947 y ejercerlo hasta 1953, y lo escribo así, con ironía, porque quienes hacían las leyes eran ellos. Tuvimos nuestra primera diputada hasta 1958, pero en 2024 las elecciones fueron diferentes, tendríamos a una mujer encabezando el Poder Ejecutivo sí o sí. Eras tú o era Xóchitl. Más de 35 millones de votantes decidieron que fueras tú, pero casi 40 millones de personas decidieron no ejercer su voto. Es un número mayor al que votó por ti.
Hubo mujeres y varones que no pudieron votar por el control del crimen organizado en varios municipios, pero debe haber más razones. Que alguien se abstenga de ejercer su voto, preocupa, porque el abstencionismo puede ser un indicador de desconfianza en el sistema político y en las instituciones democráticas (o que intentan serlo); también puede indicar desilusión y desesperanza. ¿Qué podrá estar generando desilusión y desesperanza entre estas personas, para haber decidido no ejercer algo tan preciado como su voto?
Con tu toma de investidura, rompiste ─ al menos históricamente ─ el techo de cristal, se viene lo más complicado, que es romper ese techo con tu accionar. Porque esas barreras invisibles que nos impiden a las mujeres avanzar en nuestra carrera profesional, siguen ahí. La estructura patriarcal y machista que se resiste a establecer condiciones de igualdad entre mujeres y varones en este país está vigente. Es la misma que nos descalifica por ser mujeres, la misma que ha hecho que en la política existan las juanitas, esa sigue ahí. Y no es que carezcas de preparación, capacidades y habilidades para desempeñar el cargo que hoy ostentas; el asunto es que la estructura, es la misma.
QUÉ COMPLEJO SERÁ PARA TI PONER LÍMITES
Parte de tu discurso portando la banda presidencial estuvo dedicado a engrandecer la figura de tu antecesor. Tu agradecimiento y reconocimiento son comprensibles, fue, quien finalmente te colocó en la posición en la que hoy te encuentras. Pero que cubriendo la banda presidencial tu pecho, le siguieses llamando presidente, es solo una muestra de lo difícil que será dejar de lado a quien los últimos días tomaba tu brazo y te retiraba de los actos públicos para evitar que personas que se oponen a sus reformas se acercaran a ti.
Espero que no enfrentes la misma violencia estructural y sistemática que vivió Olga Sánchez como Secretaría de Gobernación. ¿Recuerdas que en el Harvard University Mexican Association of Students hizo público que sus “iguales”, los hombres en el gabinete presidencial, la ignoraban y le aplicaban el mansplaining? Haber sido ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación parece que no significó nada para algunos hombres en el gabinete de quien te precedió.
Olga señaló que en el gabinete federal existían “temas de misoginia considerables”. Tú sabes que la misoginia es ese odio que algunos varones sienten por las mujeres y que se refleja en esas conductas y actos violentos y crueles. Amelia Valcárcel dice que la misoginia descalifica al colectivo de las mujeres con base en ideas o rasgos generales menospreciativos que todas compartimos, es decir, hay varones que tienen la certeza de que “todas las mujeres somos iguales” y no en un buen sentido. Nada nuevo.
Ambas sabemos que a algunas personas no les agradan las mujeres que defienden los derechos de otras mujeres, mucho menos en cargos que vienen acompañados de poder (político, económico, cultural y social), hay quienes tienen la idea de que no sabemos qué hacer con todo eso. Ya sabes que cuando se trata de descalificar a las mujeres, una mayoría piensa como Hegel:
(…) Las mujeres pueden por supuesto ser cultas, pero no están hechas para las ciencias más elevadas, para la filosofía y para ciertas producciones del arte que exigen un universal. (…) El Estado correría peligro si hubiera mujeres a la cabeza del Gobierno, porque no actúan según exigencias de la universalidad, sino siguiendo opiniones e inclinaciones contingentes”.
El pensamiento de Hegel sigue tan vigente. ¿Cuántas personas en el poder piensan como él? Por ejemplo, tu antecesor. Para nadie fue sorpresa que en tu toma de posesión ignoraran a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Norma Piña, mientras esperaban por ti. Pero a tu llegada al pleno, tú fuiste cortés y la saludaste. Eres política. Pero el proceder del presidente saliente solo demostró que Olga tenía razón.
¡Vas a tener conferencias matutinas! Olga fue tan revitalizante cuando estuvo a cargo de esas conferencias cuando tu antecesor no llegó porque enfermó de Covid. ¡Por fin había diálogo circular! Olga habló de todo: de violencia contra las mujeres, de la legalización de la marihuana, de la despenalización del aborto, hasta planteó una posible regulación de las redes sociales. Tuvo que irse cuando él regresó. Tiempo después, Olga, ya como senadora, votó en contra de la desaparición de los fideicomisos del Poder Judicial ¡Cuánta rebeldía!
Volví a ver la conferencia matutina de Olga por el feminicidio de Mariana Sánchez Dávalos. ¿La recuerdas? Es una de las jóvenes víctimas de feminicidio del sexenio de quien te antecedió. Mariana fue asesinada en 2021, ese año en Chiapas se registraron un total de 46 feminicidios; en 2022 fueron 44, para 2023 se registraron 33. El Observatorio Feminista de Violencia Contra las Mujeres de Chiapas documentó que en los primeros cinco meses del 2024 han ocurrido 19 feminicidios, 23 posibles feminicidios, 29 tentativas de feminicidios y 76 desapariciones de mujeres. Hoy que ya eres presidenta el número de feminicidios subió a 20.
El Gobierno de quien hoy ya es el expresidente, registró un total de 11 mil 190 mujeres desaparecidas; 20 mil 938 mujeres fueron asesinadas en México durante su sexenio, desde mayo de 2022 el país superó la cifra de 115 mil personas desaparecidas con más de 27 mil mujeres desaparecidas. La niñez tampoco se encuentra a salvo, 14 niños, niñas y adolescentes desaparecen todos los días.
¿QUÉ HARÁS CON TODO ESTO?
Escuché con atención tu discurso, pero tus propuestas son tan similares a las de tu antecesor, a excepción de las energías limpias y tu compromiso por mantener (no bajar) el precio de la gasolina, el resto fue una extensión de lo que escuchamos los últimos seis años. Podría cuestionarte mucho de lo que dijiste, sobre todo esa aseveración en relación a que la Cuarta Transformación ha sido una revolución pacífica. Sabes que no es así. Los 200 mil muertos que el expresidente deja, reflejan lo contrario.
¿Tú también colocarás vallas metálicas alrededor de Palacio Nacional cuando las mujeres salgan a marchar, a exigir que ya no les maten, cuando salgan a pedir igualdad de derechos, mejores condiciones laborales y salariales, derechos sexuales y reproductivos? ¿O saldrás a escucharlas y a marchar con ellas? ¿Tú sí recibirás a las madres buscadoras?
Tenía que preguntártelo. Con los años y lo que he vivido, aprendí a tomar con cautela a quienes llegan a las posiciones de poder, mujeres o varones, sin distingo.
ES MEJOR NO GENERAR EXPECTATIVAS
A partir del 1 de octubre de 2024 has dejado de ser militante para ser la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. No gobiernas solo para quienes votaron por ti ni para tu partido, gobiernas para todas y todos los mexicanos.
En tu discurso hablaste en plural, sobre mujeres dirigiendo a la nación. Que tu accionar las incluya a todas, no solo a tus cercanas o a tus amigas. Protestaste guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, observando el bien y la prosperidad de la Unión. Si no lo haces, los mexicanos y las mexicanas te lo demandaremos. Si aún sigo viva, en seis años, platicaremos sobre lo que fue tu sexenio.
Sufragio efectivo para las mujeres.