Por el ejercicio de su labor en la defensa de los derechos humanos, vivió constantes amenazas, difamaciones y vigilancia
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Este domingo por la mañana, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez fue brutalmente asesinado tras concluir una misa en la iglesia del Barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Los hechos ocurrieron en la esquina de la calle Las Peras y la calle Flanz Bloom, a un costado de la iglesia de Cuxtitali, cuando el clérigo se encontraba a bordo de su camioneta. Testigos presenciales informaron que dos sujetos encapuchados, que circulaban en una motocicleta, se acercaron al vehículo del sacerdote y, sin mediar palabra, le dispararon en repetidas ocasiones.
Marcelo Pérez fue atacado con al menos ocho disparos, quedando sin vida en el lugar. Los agresores huyeron rápidamente del lugar, mientras que los vecinos, consternados, dieron aviso a las autoridades. Elementos de seguridad llegaron al lugar para acordonar el área y asegurar la escena del crimen, a la espera de los servicios periciales, quienes realizarán el levantamiento del cuerpo para trasladarlo al Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde se llevará a cabo la autopsia correspondiente.
El sacerdote Marcelo Pérez Pérez, conocido por su compromiso con la justicia y los derechos humanos, era una figura clave en la mesa de diálogo en el municipio de Pantelhó, donde se buscaban soluciones pacíficas a los conflictos entre comunidades indígenas y grupos criminales. Su labor como mediador lo había colocado en una posición de riesgo, lo que había sido señalado por diversas organizaciones de derechos humanos, quienes denunciaban un intento de criminalización del sacerdote por parte del Estado.
El asesinato del padre Marcelo ha generado un fuerte impacto en la comunidad de San Cristóbal de Las Casas y en el estado de Chiapas, donde su labor social y eclesiástica era ampliamente reconocida. Las autoridades locales han anunciado que se iniciarán las investigaciones correspondientes para dar con los responsables de este crimen, mientras que organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han expresado su condena y exigido justicia.
Hasta el momento, no se ha dado a conocer información oficial sobre los posibles móviles del asesinato ni sobre la identidad de los atacantes. Sin embargo, se teme que este hecho esté relacionado con la creciente violencia que afecta a la región y que ha cobrado la vida de diversos líderes comunitarios y defensores de derechos humanos.
La comunidad de Cuxtitali y la diócesis de San Cristóbal de Las Casas han convocado a una vigilia en honor a Marcelo Pérez Pérez, en la que exigirán justicia y un alto a la violencia que asola la región. Por su parte, la Fiscalía General del Estado (FGE), a través de la Fiscalía de Asuntos Especiales y del Distrito Altos, inició con las investigaciones con apego a protocolo en contra de quien o quienes resulten responsables del delito de homicidio en agravio del padre Marcelo Pérez Pérez ocurrido en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Luego de conocer la noticia criminal, elementos de la Policía de Investigación adscritos a la Fiscalía Distrito Altos y personal de Servicios Periciales se dirigieron a la calle Las Peras esquina con calle Flanz Bloom, barrio Cuxtitali de San Cristóbal de Las Casas, donde se reportaban detonaciones de armas de fuego. En el lugar se encontró una camioneta marca Ford Titanium color blanco, con placas de circulación del estado de Chiapas, y al interior una persona del sexo masculino sin signos vitales que respondía al nombre de Marcelo “N”.
De acuerdo a los datos preliminares y las primeras investigaciones, el padre Marcelo salía de la parroquia citada luego de oficiar misa y se dirigía a la iglesia de Guadalupe cuando dos personas a bordo de una motocicleta dispararon contra el vehículo mencionado. El padre Marcelo Pérez Pérez fue un reconocido defensor de derechos humanos que, como párroco de Simojovel y coordinador de la Pastoral Social de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, realizóinnumerables acciones de defensa de derechos humanos. En este sentido, ha trabajado con los pueblos tsotsiles, tseltales y zoques.
Marcelo Pérez Pérez era indígena, hijo de padres campesinos que nació en una comunidad llamada Chichelalhó, en San Andrés Larráinzar, un municipio ubicado en el estado de Chiapas, al sur de México. Luego de estudiar en el seminario, se ordenó como sacerdote el 6 de abril de 2002 e inició su labor como párroco de Chenalhó, donde tuvo contacto y acompañó a las personas sobrevivientes de Acteal, una masacre que tuvo lugar en 1997. Su defensa activa por los derechos humanos continuó durante los 10 años que estuvo en Simojovel y a través de su labor coordinando la pastoral social en la diócesis de San Cristóbal, acompañando distintos procesos de desplazamiento forzado, mediación de conflictos entre grupos, comunidades o municipios, y el acompañamiento a los pueblos organizados para la defensa de la tierra y el territorio.
No obstante, por el ejercicio de su labor, vivió amenazas, difamaciones y vigilancia. A pesar de ello, el padre Marcelo expresaba que la paz es más fuerte que las situaciones de riesgo en las que ha estado expuesto, puesto que lo movía la vida y el sufrimiento del pueblo, a quien también considera esencial para lograr el cambio de un sistema político y económico afectado por la corrupción.
El padre Marcelo siempre estuvo dispuesto a contribuir a la paz y consideraba importante fortalecer la democracia, hablar con la verdad según la realidad de los problemas que se viven al interior de las comunidades, y aprender de los pueblos originarios, quienes se basan exclusivamente en el historial honesto de las personas para elegirlas como sus autoridades.
Defensores de derechos humanos en Chiapas condenan el asesinato del sacerdote indígena Marcelo Pérez Pérez, conocido por su labor en favor de la paz y los derechos de su comunidad. Exigen a los tres órdenes de Gobierno, incluido el de Claudia Sheinbaum, que se esclarezca e investigue este crimen.
Tras el trágico asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, la Mesa de Paz Chiapas, perteneciente a la Comisión Nacional de Cultura de Paz y la No Violencia (COMNAPAZ), ha lanzado un llamado urgente a la unidad social y espiritual. El homicidio, que ocurrió durante la misa matutina, sacudió profundamente a la comunidad local y encendió la necesidad de un pronunciamiento colectivo en favor de la paz.
El padre Marcelo Pérez, conocido por su lucha en defensa de los derechos humanos y la protección de las comunidades indígenas en la región, deja un legado que ha movilizado a diversos sectores de la sociedad para no dejar que este acto violento se traduzca en más dolor o violencia. En su memoria, la Mesa de Paz Chiapas ha convocado a una reunión en el kiosco del recinto de la iglesia de Guadalupe, donde se firmará un pronunciamiento dirigido a las autoridades.
En el encuentro, se espera la participación de representantes de organizaciones civiles, instituciones religiosas y espirituales, quienes unirán esfuerzos para planificar acciones concretas que promuevan una cultura de paz en Los Altos de Chiapas. Los organizadores han enfatizado la importancia de que estas iniciativas surjan desde la esperanza, la proactividad y el compromiso con una solución pacífica, en lugar de ser una reacción nacida del dolor y la indignación.
Una de las principales propuestas es la creación de una mesa de diálogo en San Cristóbal, que reunirá a iglesias, grupos espirituales y organizaciones sociales. Este espacio busca convertirse en una plataforma para la construcción de estrategias que impulsen la paz y la unidad social en una región que, históricamente, ha sido marcada por la violencia y la conflictividad.
El asesinato del padre Marcelo Pérez no solo deja una profunda herida en la comunidad, sino también una firme convicción entre quienes han sido inspirados por su labor en favor de los más vulnerables. Este pronunciamiento colectivo pretende ser el primer paso hacia una reconciliación y una cultura de paz en Chiapas, guiados por el legado de un hombre que dedicó su vida a la justicia y la defensa de los derechos humanos.
La convocatoria de la Mesa de Paz Chiapas subraya la urgencia de construir un nuevo tejido social basado en la unidad y el respeto, recordando que, frente a la violencia, la respuesta debe ser una paz activa y sostenida, que transforme el dolor en esperanza y el conflicto en diálogo.
IGLESIA CATÓLICA PERDONA A LOS ASESINOS DEL PADRE MARCELO PÉREZ, PERO EXIGE JUSTICIA Y VERDAD
El asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez ha conmovido profundamente a la comunidad católica. En un acto de reconciliación, el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, anunció que la Iglesia Católica está dispuesta a perdonar a los autores materiales e intelectuales del crimen. Sin embargo, este perdón no exime a los responsables de enfrentar las consecuencias de sus actos, dado que, según el prelado, la verdadera paz solo puede alcanzarse mediante la justicia y la verdad.
Durante un emotivo mensaje, el obispo exhortó a las autoridades y a quienes ostentan algún tipo de poder a buscar el establecimiento de la paz con los principios de justicia y respeto mutuo. “Debe ser una paz basada en la verdad auténtica, donde todos nos respetemos los unos a los otros”, expresó. Asimismo, reveló que el Padre Marcelo había sido amenazado de muerte en varias ocasiones, sin que se le brindara la protección necesaria para garantizar su seguridad. Monseñor Aguilar dijo desconocer los motivos por los cuales el sacerdote no contaba con medidas de seguridad, a pesar de las advertencias previas.
La muerte del párroco ocurrió el “Domingo Mundial de las Misiones”, una fecha de gran significado para la Iglesia Católica. Monseñor Aguilar interpretó este trágico suceso como una ofrenda de la vida del padre Marcelo en aras de fomentar la paz en Cristo Jesús. “Dios permitió que su muerte ocurriera en este día para que su sacrificio sirva como semilla de paz”, afirmó el obispo.
Está previsto que sus restos sean trasladados a su comunidad natal, San Andrés Larraínzar, donde será sepultado. Antes de esto, feligreses y amigos del sacerdote han organizado una misa de despedida en la iglesia de Guadalupe, donde oficiaba. Este será su último adiós en el lugar donde sirvió durante más de dos años y medio.
El obispo recordó que el padre Marcelo era conocido por su labor en defensa de los derechos de los más vulnerables y su lucha por la paz. En diversas ocasiones se había pronunciado contra la violencia en la región. Además, el sacerdote contaba con una orden de aprehensión que estaba en suspenso, lo cual ha generado preguntas sobre su relación con los hechos que desembocaron en su trágico asesinato. “Él siempre escuchaba a todos los que acudían a él en busca de ayuda, y guiaba a la comunidad con los valores del evangelio de Jesucristo”, señaló el obispo.
Como parte del homenaje al padre Marcelo Pérez, feligreses, religiosos y sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas llevaron a cabo una misa en el lugar donde fue asesinado, en el barrio de Cuxtitali. En medio de lágrimas, cantos y plegarias, los asistentes clamaron a las autoridades por el esclarecimiento del crimen y el castigo de los responsables con todo el peso de la ley.
La comunidad religiosa se unió en una sola voz para exigir justicia. Los sacerdotes hicieron un llamado a las autoridades para que no permitan que este homicidio quede impune. “San Cristóbal de Las Casas se ha convertido en una ciudad insegura, y necesitamos que la paz vuelva a reinar”, manifestaron.
Los feligreses y líderes religiosos también invitaron a la ciudadanía a unirse en una jornada de oración, con la esperanza de que el espíritu del padre Marcelo inspire a la comunidad a buscar la paz y el entendimiento. Este llamado subraya la preocupación generalizada por la creciente inseguridad en San Cristóbal y sus alrededores, una situación que ha afectado gravemente la vida cotidiana de sus habitantes.
Si bien la Iglesia ha optado por el perdón, no ha dejado de lado su exigencia de justicia y verdad, convencida de que solo a través de estas se puede alcanzar una paz duradera. La comunidad, unida en la fe, espera que este trágico suceso sirva para poner fin a la violencia que ha sacudido la región y para que se castigue a quienes han sembrado el miedo y la inseguridad en Chiapas.
Por otra parte, el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) condena la ejecución extrajudicial del párroco Marcelo Pérez. Aseguran que este crimen es responsabilidad del Estado y refleja la política gubernamental que disemina violencia a través de agentes policíaco-militares.
Denuncian el hostigamiento de grupos paramilitares como Los Petules contra comunidades de Ocosingo y llaman a repudiar la violencia institucional. El FNLS afirma que estos crímenes buscan desmotivar y paralizar al pueblo.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su enérgica condena y profundo dolor ante el brutal asesinato del sacerdote Marcelo Pérez. Este ataque se produjo al finalizar la misa, cuando el padre salía para continuar con sus labores pastorales, privando a la comunidad de un líder espiritual comprometido y silenciando una voz profética que luchó incansablemente por la paz, la verdad y la justicia en Chiapas.
En su comunicado, la CEM reafirma su solidaridad con Mons. Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de Las Casas, así como con Mons. Luis Manuel López Alfaro, obispo auxiliar, el presbiterio, los religiosos, religiosas y fieles laicos de la diócesis. La conferencia invita a todos a unirse en oración, ofreciendo su apoyo en estos momentos difíciles.
El padre Marcelo Pérez será recordado por su dedicación a los más necesitados y vulnerables. Su labor pastoral, caracterizada por su cercanía al pueblo, deja un legado de amor y servicio que perdurará en el corazón de quienes se beneficiaron de su ministerio. La CEM lamenta profundamente la pérdida de esta vida consagrada y señala que este acto de violencia no solo afecta a la Diócesis de San Cristóbal, sino que hiere a toda la Iglesia en México y a la sociedad en general, especialmente en una región marcada por la violencia y la pugna entre grupos del crimen organizado.
Ante esta situación, la CEM hace un llamado urgente a las autoridades de todos los órdenes de Gobierno -federal, estatal y municipal- para que:
1. Realicen una investigación exhaustiva y transparente que conduzca al esclarecimiento del crimen y a la justicia para el padre Marcelo Pérez.
2. Implementen medidas efectivas para garantizar la seguridad de sacerdotes y agentes pastorales que, como el párroco Marcelo, dedican su vida al servicio de los más necesitados en zonas de alto riesgo.
3. Redoblen esfuerzos para combatir la violencia y la impunidad que afectan a Chiapas y al país en su conjunto.
La Conferencia invita a la comunidad de fieles y a toda la sociedad mexicana a unirse en oración por el eterno descanso del sacerdote Marcelo Pérez, por el consuelo de su familia, amigos y feligreses, así como por la paz en Chiapas y en todo México. El sacrificio del párroco Marcelo no debe ser en vano, sino que debe impulsarnos a todos a trabajar más eficazmente por una sociedad más justa, pacífica y fraterna, fiel al mensaje del Evangelio que él predicó con su vida y su muerte.
La CEM concluye su comunicado con una invocación a Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de México, para que interceda y guíe en estos momentos de dolor y tribulación, recordando las palabras del papa Francisco: «La paz es un bien que supera cualquier barrera, porque es un bien de toda la humanidad.
INVESTIGACIÓN SOBRE EL ASESINATO DEL PÁRROCO MARCELO PÉREZ
El asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez ha conmocionado a la comunidad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. La gravedad del crimen ha llevado a diversas instituciones y figuras públicas a exigir justicia, evidenciando la creciente preocupación por la violencia que afecta a la región. La presidenta del ayuntamiento municipal, Fabiola Ricci, se ha unido a los familiares del sacerdote, a la comunidad religiosa y a la sociedad civil en su llamado a las autoridades estatales y federales para que se realice una investigación exhaustiva que permita llevar a los responsables ante la justicia. Esta exigencia ha resonado en todo el país bajo el hashtag #JusticiaSanCristóbal.
Durante una gira de trabajo en Yucatán, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, abordó el tema al ser interrogada por la prensa sobre el asesinato. Sheinbaum afirmó que el Gobierno ya está tomando cartas en el asunto. “Estuvo en contacto la secretaria de Gobernación (Rosa Icela Rodríguez)… se está en contacto y se realizan las investigaciones”, declaró. La presidenta prometió que proporcionará más información sobre el caso en una conferencia programada para el día siguiente, lo que subraya la importancia del tema en la agenda gubernamental.
La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, también condenó el asesinato, manifestando su solidaridad con la comunidad católica y reiterando el compromiso del Gobierno de México de no permitir la impunidad. “Lamentamos los acontecimientos en los que perdió la vida el padre Marcelo Pérez Pérez. Nuestra solidaridad con la comunidad católica y el compromiso del Gobierno de México es que no habrá impunidad”, afirmó Rodríguez, enfatizando que las investigaciones se llevarán a cabo con rigor.
Este trágico suceso no solo ha impactado a la comunidad católica, sino que ha levantado una ola de preocupación en la sociedad en general, que observa cómo la violencia persiste en Chiapas. La respuesta institucional y el compromiso del Gobierno son cruciales para restaurar la confianza en las autoridades y para garantizar que se haga justicia en este caso tan doloroso.
El asesinato del padre Pérez Pérez es un reflejo de la problemática más amplia de la violencia en Chiapas, que ha sido un tema recurrente en los últimos años. La intervención de altos funcionarios, como la presidenta y la secretaria de Gobernación, destaca la seriedad con la que se aborda el caso, en un contexto donde la impunidad ha sido una constante en muchos crímenes en el país.
En conclusión, el clamor de justicia por el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez ha resonado en múltiples sectores de la sociedad, generando un llamado urgente a las autoridades para que actúen con prontitud y eficacia. La investigación en curso es un paso hacia la rendición de cuentas y la restauración de la confianza pública en las instituciones, en un momento donde la violencia y la inseguridad continúan marcando la vida de los chiapanecos.
Entre lágrimas y clamor de justicia, los fieles católicos de la parroquia Señora de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas, Chiapas se despidieron del padre Marcelo Pérez Pérez. Su cuerpo fue velado en la parroquia antes de partir hacia San Andrés Larráinzar, donde será sepultado el día de hoy.
Desde 2015, el padre Marcelo había sido beneficiario de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), debido al constante riesgo que enfrentaba en su vida e integridad personal como defensor de los derechos humanos en Simojovel y otras localidades de Chiapas. Diversas organizaciones nacionales e internacionales habían alertado sobre el creciente número de amenazas, agresiones y actos de criminalización en su contra, los cuales se intensificaron en los últimos años debido a su incansable labor en favor de la justicia y los derechos de los pueblos indígenas.
A pesar de contar con medidas de protección y de las constantes denuncias sobre las agresiones que sufría, estas resultaron insuficientes para prevenir su asesinato. Jesús Peña Palacios, representante adjunto en México de la ONU-DH, señaló que “el padre Marcelo era un referente en la búsqueda de la paz, la verdad y la justicia para Chiapas; su pérdida es irreparable y nos reitera la necesidad de implementar medidas estructurales que cambien el contexto de violencia que sufren algunas regiones de Chiapas”.
Desde 2021, el padre Marcelo lideró marchas y peregrinaciones por la paz, denunciando el incremento de la violencia en diversas zonas del estado. Se pronunció en contra del crimen organizado y exigió justicia por el asesinato de Simón Pedro, también defensor de derechos humanos. Además, acompañó a comunidades tsotsiles y tseltales desplazadas ante autoridades estatales y federales, y actuó como mediador en conflictos inter e intracomunitarios.
La Oficina de la ONU-DH ha documentado al menos 134 asesinatos de defensores de derechos humanos en México desde 2017, muchos de ellos relacionados con su labor. En lo que va del año, al menos siete defensores han sido asesinados en el país. Finalmente, la Oficina expresa su profunda solidaridad al pueblo católico de Simojovel, a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, a los pueblos y comunidades con los que el padre Marcelo trabajó, así como a su familia, amistades y a la comunidad de derechos humanos que le acompañó.